Es un gusto saludarlo hermano y amigo lector en el glorioso nombre de nuestro Señor Jesucristo. Queremos compartir con ustedes la visita que tuvimos los pasados días 8 y 9 de junio del presente año; en donde, dando seguimiento al plan nacional de trabajo se comenzó a llevar a cabo pláticas de Pre-establecimiento para la Misión de Xaltianguis.

Con alegría y entusiasmo dimos la bienvenida a nuestro Hno. Otniel González, Apóstol de nuestro Señor Jesucristo y a dos hermanos del Tabernáculo de la Ciudad de México que lo acompañaban. Asimismo, contamos con la presencia de nuestros Pastores del Tabernáculo de la Ciudad de Acapulco y hermanos de la Iglesia que los acompañaron.

Las actividades dieron principio el día sábado 8 de junio a las 5:30 p.m., con una plática con la Iglesia; por parte de nuestro hno. Otniel, quién levantó el tema: “LA IGLESIA, SU FORMACIÓN Y EL ENEMIGO.” Y la escritura de San. Mateo 16: 13-18. En ella se nos explicaba que ahí es levantada la palabra IGLESIA y que ésta está fundamentada sobre la Revelación, junto con ello se nos hablaba sobre los orígenes de la Iglesia principalmente sus inicios y su formación. También se trató de ubicarnos en el tiempo mostrándonos donde estábamos y donde debemos estar. Primordialmente viendo que no se establece el edificio, lo material, sino que como fundamento se establecen vidas, matrimonios sólidos, gente sólida y establecida que no se cuartea y que enfrenta el reto. Así nos dejó tarea para nuestro crecimiento espiritual, que era estudiar Mensajes primordiales para nuestro desarrollo como son: La Revelación de Jesucristo y Las 7 Edades de la Iglesia.

Para el día domingo se continuó con la Palabra traída por nuestro hermano, quien levantó la misma escritura, dando seguimiento al mismo tema titulándolo: “LA IGLESIA, SU FORMACIÓN Y EL ENEMIGO EN XALTIANGUIS.” A lo largo de la plática se nos mostró que para que una Misión pueda ser candidata a ser establecida es necesario que primeramente logre la promesa del Nuevo Nacimiento y por gracia de Dios la unción arribó en nuestra Misión en el año 2005, y se nos hizo la pregunta: “¿Lo hice mío?” Posterior a eso se nos hicieron otras preguntas: “¿Quieren seguir siendo una Misión? ¿Están cansados de ser una Misión?” La congregación dijo: ¡Sí! Contestando a la segunda pregunta. Eso hizo que la gente se pesara, hizo concientizar sobre la realidad pues se había caído en confianza, en pasividad; dichas preguntas despertaron en la gente un deseo de luchar por el establecimiento.

La Misión de Xaltianguis quedó muy agradecida, contenta y con expectativas para la siguiente visita. Lo saludamos en el nombre del Señor Jesucristo de parte de la Misión de Xaltianguis, mi familia y su servidor el hermano Gerardo Ponciano Crisanto, Encargado de la Misión.