Servicio Especial

En Pie de Batalla

Juan Antonio Ibarra
Apatzingán, Michoacán. | 08 octubre 2o25
TCDA
Jacqueline Toribio Villegas

Hombres movidos por la fe...

Ezequiel 22:30

Y busqué entre ellos hombre que hiciese vallado y que se pusiese en la brecha delante de mí, a favor de la tierra, para que yo no la destruyese; y no lo hallé

Dios bendiga a cada uno de ustedes. El día de hoy queremos compartir un servicio muy especial que vivimos en el Tabernáculo de la Ciudad de Apatzingán el día domingo 5 de octubre. Llevando como tema “En Pie de Batalla”. Un llamado a los hombres de Dios en Apatzingán y basado en Ezequiel 22:30. Retomando el esfuerzo iniciado por nuestro hermano Alfredo González Domínguez. Apóstol de nuestro Señor Jesucristo, durante su pasada visita apostólica la última semana de agosto, cuando hizo un llamado a los hombres de Michoacán a levantarse y comprometerse con el trabajo de Dios.

Este servicio especial que vivimos en Apatzingán tomé el lugar como parte de una retroalimentación para no dejar que la unción de trabajo y entrega se apague con el tiempo. Con la predicación de la Palabra recordamos que Dios siempre ha obrado a través de vasos humanos, hombres y mujeres dispuestos, pero que, para levantar y sostener Su Iglesia, Dios busca hombres comprometidos que tomen su lugar en el servicio, guiados por el Espíritu Santo. Destacando que cuando un hombre se levanta, fortalece a su hogar, familia e Iglesia. No se trata de capacidades, inteligencia o recursos, sino de disposición y entrega total a Cristo. Como el Apóstol Pablo, su llamado fue a ser prisionero de Cristo, dejando el patrón a seguir de hombres movidos por la fe y no por las emociones, decididos a actuar no por lo que sienten, sino por lo que creen. Es tiempo de dejar de ser espectadores ya se han tenido muchos que observan, pero pocos que tomen Su Cruz. Hoy, el desafío es claro: ponerse en pie, tomar la cruz y seguir a Cristo, porque “la mies es mucha, y los obreros pocos”.

El servicio culminó con un momento de gran bendición; todos los hombres pasaron al altar para ser puestos en las manos de Dios. Derramándose una unción de trabajo sobre cada uno de ellos, y que toda la iglesia pudiera ser testigo de este pacto de fe y acción.

Este encuentro marcó un paso firme hacia adelante en el propósito de levantar una generación de hombres que permanezcan en pie de batalla, comprometidos con Dios, sus hogares y la obra del Señor. Y aquí, en nuestro altar, algo comenzó a encenderse nuevamente. No fue solo una oración, sino el inicio de un movimiento de corazones dispuestos. No solo dentro de nuestro Tabernáculo, sino también en sus hogares, su trabajo y en su vida diaria, para ser ejemplos vivos del poder transformador de Cristo, Reflejando la Nueva Imagen de la Novia del Señor.

Hoy Apatzingán vio levantarse a una generación de hombres que no huirán de la batalla, sino que se mantendrán firmes en la brecha, defendiendo la fe, cuidando a sus familias y sirviendo a su iglesia. Porque cuando un hombre se pone en pie bajo la unción de Dios, el cielo mismo se mueve a su favor.

Agradecemos a todos nuestros lectores por darse el tiempo de ver y leer estas noticias.

Que Dios les bendiga.