Dando continuidad al trabajo realizado a finales del mes de agosto, tuvimos nuevamente la fortuna de contar con la presencia de nuestro hermano Otniel González Ruiz, Apóstol del Señor Jesucristo, esta vez acompañado de nuestro hermano Daniel González Hernández, Ayuda de Diácono del Tabernáculo De La Ciudad De México, quienes arribaron a nuestros medios desde el día jueves 26 de septiembre, para realizar, sin duda, un trabajo agotador, pero muy especial.

Desde su llegada, nuestro Hno. Otniel González, se ligó a una serie de pláticas con diferentes hermanos a fin de arreglar los asuntos necesarios para realizar los servicios especiales de sábado y domingo, trabajo al cuál también, nuestro pastor, el hermano Ricardo Yáñez, se había dedicado durante los últimos treinta días por instrucción del ministerio apostólico con el objetivo de que la Iglesia abriera su corazón para lograr descubrir al enemigo y echarlo fuera de nuestros medios.

Es así, como de acuerdo a nuestro Mensaje, el día sábado, se realizó un Servicio de Confesión, ministrado por el Apóstol del Señor, bajo el lema: “El Espíritu Santo Demanda Un Alto”, tomando como base la Escritura de Josué 7:10-12. Cabe resaltar que esta noche, aunque vivimos momentos crudos y dolorosos, también fue una noche de liberación y de victoria para todos.

Para el domingo, el voceador de La Palabra, fue nuestro hermano Daniel González Hernández, quien levantó el tema: “¿En Dónde Está ÉL?”, basado en las escrituras de Mateo 7:24 y Apocalipsis 3:20. Un mensaje, que nos habló de la importancia de poder revisar nuestras vidas y pararnos frente al espejo de la Palabra para saber en qué estamos fallando, si nos sentimos débiles o enfermos hay que ir con el Doctor Espíritu Santo y registrar los síntomas para realizar un diagnóstico y tomar la acción o medicina adecuada. Tomando como tipo a Sansón, se dijo, que al confiarnos y entregar nuestro corazón a las cosas del mundo, la Paloma no tuvo otra opción más que alejarse de nosotros, pero que era tiempo de clamar para que esa Paloma del Espíritu Santo regresara y Dios pudiera volver a poner su confianza en nosotros.

Finalmente, este trabajo concluyó con una fila de oración por toda la gente y declarándose en voz de nuestro hermano Otniel González, que hasta aquí llegaba una vieja iglesia y se abría el paso a una una nueva Iglesia en el estado de Chiapas, tipificándose este momento, con la presentación de la recién nacida, Ana Isabel, de nuestros hermanos Julio Vilchis y Berenice Arriaga.

Posteriormente, se procedió a realizar el re-bautismo de un total de 11 hermanos que tomaron esta gloriosa decisión para así, redondear y cerrar este arduo pero muy necesario trabajo apostólico de purificación y liberación para la Iglesia en Chiapas.